A estas alturas, no es raro encontrarse con huelgas de
profesores y estudiantes reivindicando por sus derechos, lo que es mas insólito
es que lo realicen los progenitores para no llevar a sus hijos a las escuelas,
y es que ya es hora de que ellos también tomen parte en el “ataque sin precedentes que se está haciendo
al derecho del alumnado y de las familias”, como afirma el portavoz de la
CEAPA.
Toda esta semana el debate sobre la educación se ha situado
en cotas que casi ya ni se recordaban, y todo el mundo es consciente de la situación
que actualmente vivimos, una huelga como esta supone un éxito ya solo por el
hecho de haberla convocado y demostrar a todo el mundo la realidad de todos,
sin importar las cifras de seguimiento.
Nadie pone en duda que el derecho de huelga es inherente a
la persona, pero también existe el derecho de la misma a no realizarla. El pasado
miércoles se asaltó un colegio en Mérida al grito de “dónde están los curas que
los vamos a quemar” ¿pero qué locura es esta? Eran chavales de entre 15 y 17
años que asaltaron las clases de infantil. Si lo que deseaban era que se
hablara de ellos lo han conseguido, pero desde luego que hay un millón de
formas de hacerte oír mejor que asustar a unos infantiles. Si queremos que los
ciudadanos del futuro aprendan lo que es la tolerancia y el respeto a los demás,
hechos como estos no ayudan.
A mi parecer, es importante que un padre o una madre enseñen
a sus hijos sus derechos como ciudadanos, pero creo que esta huelga salen
perjudicados los propios alumnos. La calidad de la enseñanza no depende solo de
las inversiones que se hagan en ella, aunque es un factor muy importante, sino
que depende en primer lugar del esfuerzo y del interés.
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